La paz, con el caminante

Fue hace más de 12 años y este profesor de Geografía de Sandoná dejó las aulas para encadenarse manos y brazos y recorrer a pie más de 2.700 kilómetros para reclamar la liberación de su hijo y un acuerdo humanitario entre gobierno y guerrillas para poner fin a todos los secuestros en Colombia. Por ello, no hay que olvidarlo ahora que todo son sonrisas y felicitaciones, fue acusado injustamente por la órbita uribista de confraternizar y dar cancha a la guerrilla. Porque osó reclamar una salida negociada al conflicto armado, cuando lo único que deseaba era abrazar a Pablo Emilio.
En diciembre de 2007 estuvo en España y tuve la ocasión de estar con él y su joven hija, Yuri Tatiana, durante un día entero. Tras protagonizar la famosa marcha por Colombia y Venezuela, Moncayo se desplazó a Francia, Suiza y España para internacionalizar su drama y el de todas las personas secuestradas en Colombia.
Durante una entrevista, Moncayo nos resumió su deseo en algo muy simple, pero de gran fuerza y claridad: "Yo sólo quiero que mi familia sea como antes".
12 años después, con el pelo blanco, con muchos kilómetros bajo sus pies, lo consigue. Qué buena noticia. Cuando se liberó a la inefable Ingrid Betancourt, yo me acordé de Moncayo y su hijo. Y desde entonces esperaba esta noticia: porque recuerdo sus cadenas, su mirada un poco pérdida, apagada; pero su fuerza interior que le convertía en un personaje especial. Callaba más que contaba: pero transmitía sinceridad y determinación. Qué buena noticia, de verdad... Qué buen final para esta historia...
+ El apunte entero de julio de 2008 sobre Gustavo Moncayo y su hijo, con la entrevista (en catalán) que publicamos en la ACCD.
Etiquetas: Guerra y paz