Poesía, por favor

Love of Lesbian: "Houston, tenemos un poema"

El sábado regresé de una semana en Nablus (Palestina), y aún no puedo escribir nada de lo que ví y viví porque todo es tan intenso que es difícil de procesar y, más aún, de desnudarse uno y compartirlo por aquí. De momento sólo necesito un poco de música y poesía, por favor...

Sobre todo para calmar un espíritu, el mío, que ahora está de cualquier manera menos tranquilo...

Prohibir la guerra

Interesante y curiosa la noticia leída en Bottup. El presidente boliviano Evo Morales ha hecho pública la intención de incluir un artículo en la nueva Constitución de Bolivia en el que se haga explícita la renuncia del país al uso de la fuerza para resolver conflictos internacionales. Lo ha anunciado en Japón, donde la guerra ya está prohibida desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Y afirma algo esencial: "Los pueblos indígenas vivimos en armonía con la madre tierra, somos de la cultura de la vida y no compartimos políticas de militarización ni de nuclearización". Ampliando la idea, estoy convencido de que si los "occidentales" (y perdón por esta etiqueta tan horrorosa pero es para entendernos...) adoptaramos mucho de la cosmovisión indígena, todo marcharía mucho mejor: el respeto al planeta, a las personas, las relaciones internacionales, la producción de alimentos...

Algunos comparan el indigenismo con infantilismo. Pues creo que desde su pedestal se equivocan: es sabiduría milenaria.

+ Noticia completa: Evo Morales quiere prohibir la guerra en la nueva Constitución de Bolivia

Medellín como metáfora (y 2)

Esto es Medellín. Lo de la derecha y lo de abajo. Esto es Colombia. Separados por pocos kilómetros, dos modelos de ciudad, dos mundos.



Hablemos de lo de arriba: es Moravia. Está ubicado al nororiente de la ciudad, con una superficie de 43 hectáreas y formado por los sectores de El Bosque, Moravia, El Morro, El Oasis y La Herradura, junto a estaciones de metro, el río y la carrera comercial de Carabobo.

Esta una de las zonas de Medellín con procesos más arraigados de ocupación espontánea y asentamiento de población desplazada de otros departamentos de Colombia o de la zona rural. Mucha población llegaba directamente a la ciudad a la estación de ferrocarril y de ahí se instalaba en la zona para extraer minerales del río y reciclar materiales del basurero a cielo abierto que la municipalidad instaló allí en 1977. Literalmente Moravia se fue levantando encima de un basurero. Hay gases que emanan de la basura y convierten el barrio en una zona totalmente insalubre y contaminada.

En el barrio viven hay más de 8.000 viviendas, más de 40 mil personas, con una tasa de desempleo del 67% y con el 98% de su población viviendo con menos del salario mínimo. Muchos afrocolombianos.

Subimos al Morro de Moravia, el punto más visible y alto del barrio. En la cima, pocas casas. El ayuntamiento está reubicando ya a sus habitantes en otras zonas de la ciudad. Cuando una casa se derruye, levantan grandes estacas de colores para señalar que ahí hubo una construcción. La gente nos recibe amablemente, charlamos con una mujer que casi ya no tiene vecinos. "Estamos contentos", nos dice. Tras el verano, dejará Moravia.

Por la noche, la noticia. Moravia en llamas. Se queman casi 200 casas de la zona del Oasis y más de 1.000 personas se quedan sin hogar. Muere un niño de cinco años. Impresiona saber que te has paseado por una zona que luego ha desaparecido, en la que ha muerto un niño que vivía encima de un vertedero. Esto también es Medellín.

+ Más fotos de Moravia

Medellín como metáfora (1)

Recién aterrizado de Colombia tras diez intensos días por Antioquia, muchas reflexiones, caras, voces, que intentan explicarte qué pasa en ese país y cómo se trabaja para salir de la crisis provocada por el conflicto armado interno de más de 40 años.

Lo mejor: la gente, las iniciativas de la sociedad civil. Lo peor: lo difícil de una salida a corto plazo por lo profundo del conflicto y su complejidad (diversos actores armados, debilidad institucional, grandes desigualdades sociales y económicas, ingerencia de los EE UU, el narcotráfico que corta, alimenta y vive del conflicto, etc...)

Empiezo por Medellín. Es una ciudad amable, luminosa, con una cierta escala humana (2 millones) teniendo en cuenta las megaciudades que surgen en Latinoamérica. Con un pasado que la convirtió en el sitio más peligroso del mundo, con unos índices de violencia casi insoportables. Y un presente menos negro, aunque aún gris.

De la mano de la alcaldía, visitamos algunas de las iniciativas que la administración de Sergio Fajardo ha completado en los últimos cuatro años. Algunas de ellas realmente imaginativas y sugerentes: construir parques biblioteca en zonas de la ciudad alejadas del centro, allá arriba en las lomas. "Somos libres para la transformación. Donde había una cárcel, construimos un parque biblioteca. Donde estaba el miedo, sembramos la esperanza", dice Fajardo.

Los colombianos, y los antioqueños parece que aún más, hablan con mucha poesía. Pero en este caso parecen reflejar la realidad. Visitamos el Parque Biblioteca León de Greiff, en La Ladera, antigua cárcel. Vemos a la gente pasear, tomar el fresco, niños que acceden a la biblioteca. Ya tienen algo en su barrio que les pertenece a todos, y no a unos pocos.

Es bonito que una ciudad lleve sus bibliotecas a los que hasta hace bien poquito no se creían (ni tampoco nadie los consideraba) parte de Medellín. Esa política inclusiva, de crear sentimiento de pertenencia, de ciudadanía, es un paso hacia la dignificación y normalización de una urbe, eso es indudable.

Otra biblioteca, inaugurada en enero, recibió más 50.000 visitas acumuladas en un mes. No es poco. Lo que antes era una cárcel, ahora es un bello lugar de encuentro ciudadano y expresión de la cultura. Es mucho.

+ Información sobre el proyecto de Parques biblioteca de Medellín