Entre los Simios

25/11/09

Elecciones en Bolivia (I)

El día 6, elecciones presidenciales y legislativas en Bolivia. En 2005 el mundo (el mundo rico, claro) se estremeció porque un indígena aymara, Evo Morales, se proclamaba presidente de uno de los países más empobrecidos de América Latina (sólo superado por Haití) y, horror, se paseaba por los pasillos del poder mundial con su chompa de alpaca...

Desde entonces, Bolivia ha sido foco de atención por lo "experimental" de su propuesta política. Un auténtico cambio de abajo a arriba, prácticamente una segunda refundación del país.

Primer factor: Donde antes imperaba la ley de las transnacionales y el asalto a los hidrocarburos (el 49% del territorio boliviano es de interés petrolero o gasístico), hoy se intenta que los ingresos para el Estado procedentes de esos hidrocarburos reviertan en la población (10 millones de personas, 67% en la pobreza, 4 de cada 10 en extrema pobreza). ¿Cómo? En 1996 con la ley de Capitalización se privatizan los hidrocarburos estatales, que pasan a manos de empresas como Repsol, BP, Enron, Shell o Petrobras. Antes de la capitalización, el Estado boliviano ingresó 1.700 millones de dólares de la explotación de sus hidrocarburos entre 1992 y 1996. Tras la ley, ingresó 627 millones entre 1997 y 2001. En sólo 10 años (1996-2006) la pérdida para Bolivia generada por la capitalización representó más de 3.000 millones de dólares... El famoso conflicto de Evo con la españolísima Repsol trata de eso: que los que explotan los recursos naturales de Bolivia para lucrarse, para su negocio, lo paguen. Que exploten el gas y el petróleo (o no...), pero que no se los lleven gratis en un país donde aún hay hambre. De lógica aplastante, vamos, aunque antes de 2005 era justo lo contrario...

Antes de 2005, Bolivia era uno de los países con mayor dependencia de la ayuda internacional y la cooperación al desarrollo. Aún se conoce a Bolivia como el "proyectorado" porque todo el mundo (el mundo rico, claro) tiene ahí sus proyectos de cooperación. Hoy en día, la mayoría de la inversión social ya no proviene de la cooperación internacional, sino del propio Estado boliviano. Eso es bueno.

Segundo factor: lo indígena. En un país con 37 minorías indígenas, el protagonismo político era de otros. Con la presidencia de Morales se rompe con el estado heredero del colonialismo español y se empieza a construir el estado plurinacional (ya reconocido en la nueva Constitución de enero de este año). Lo indígena ya no está relegado, sino que forma parte del nuevo Estado, que no se entiende sin ese componente. En estas elecciones ya se van a elegir las primeras autonomías indígenas.

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