Gran Torino
Es la última película dirigida por Clint Eastwood, que además interpreta al protagonista. Se trata de un viudo gruñón, de origen polaco, veterano de guerra, cervecero e insoportablemente huraño, que vive solo con su perro y su coche, un Gran Torino del 72, en un barrio de Detroit venido a menos. No se entiende con sus superficiales hijos ni tampoco con sus nietos, unos inmaduros; sus vecinos de toda la vida se han mudado a otro barrio y los que llegan son inmigrantes asiáticos a los que no comprende y con los que evita todo contacto. Pero el ex marine descubre poco a poco a sus vecinos, una humilde familia asiática que tiene serios problemas con una banda callejera. Venciendo sus iniciales prejuicios racistas, el anciano entabla amistad y una relación maestro-alumno con su joven vecino Thao.
La película es previsible, pelín tópica, pero, como suele pasar con las últimas obras de Eastwood, rezuma autenticidad, humanidad, emoción, sencillez y grandeza moral. Y con un final de esos que te dejan clavado en la butaca del cine, sintiéndote algo pequeño. Clint Eastwood es grande porque en su vejez, con películas como Mystic River, Un Mundo Perfecto, Million Dollar Baby, Cartas desde Iwo Jima…, demuestra la lucidez del sabio, del que ha vivido mucho y sabe de qué habla cuando habla de la vida, sin más. Es apasionante ver cómo un tipo que fue símbolo del western cutre y del fascismo policial (Harry el Sucio), se revela en el ocaso de su vida como un gran humanista.
Temas como la soledad en la vejez, la irreversibilidad de la vida, el sentimiento de culpa, el horror de las guerras, el racismo y los estereotipos, la incomprensión e intolerancia entre culturas, la violencia presente en la sociedad, la falta de oportunidades… Todo eso sale en Gran Torino. Todo eso en una gran película.
La película es previsible, pelín tópica, pero, como suele pasar con las últimas obras de Eastwood, rezuma autenticidad, humanidad, emoción, sencillez y grandeza moral. Y con un final de esos que te dejan clavado en la butaca del cine, sintiéndote algo pequeño. Clint Eastwood es grande porque en su vejez, con películas como Mystic River, Un Mundo Perfecto, Million Dollar Baby, Cartas desde Iwo Jima…, demuestra la lucidez del sabio, del que ha vivido mucho y sabe de qué habla cuando habla de la vida, sin más. Es apasionante ver cómo un tipo que fue símbolo del western cutre y del fascismo policial (Harry el Sucio), se revela en el ocaso de su vida como un gran humanista.
Temas como la soledad en la vejez, la irreversibilidad de la vida, el sentimiento de culpa, el horror de las guerras, el racismo y los estereotipos, la incomprensión e intolerancia entre culturas, la violencia presente en la sociedad, la falta de oportunidades… Todo eso sale en Gran Torino. Todo eso en una gran película.
Etiquetas: Reflexiones
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