Entre los Simios

2/4/07

Nablús (I)


Tras unos días en Nablús, 60 km al norte de Jerusalén, corazón de los Territorios Palestinos Ocupados (TPO), se constata que la ciudad tiene muchas caras.

Una es la de la Ciudad Vieja, de las mejores conservadas de la región y con una historia de más de 6.000 años. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la Ciudad Vieja de Nablús también ha sufrido las incursiones del ejército israelí y sus consecuencias. Una de ellas, en abril de 2002 y durante la operación militar Cinturón Defensivo, provocó 25 muertes, ocho de las cuáles miembros de una misma familia (nueve si contamos que una de las víctimas estaba embarazada) a quiénes bulldozers del ejército hundieron la casa con ellos dentro para poder acceder al laberinto de callejones estrechos del casco antiguo.

Paseamos por la Ciudad Vieja de la mano de una guía local. Los extranjeros no son muy bienvenidos. Constantemente, hombres armados se acercan a nuestros acompañantes para interesarse por quiénes somos y qué hacemos ahí. Se respira tensión pero nadie nos dice nada. Y es que Nablús es una zona insegura, afectada también hasta hace poco por la violencia interpalestina que, sobre todo en los últimos meses de 2006 y hasta la reciente formación del gobierno de unidad Hamas-Fatah, ha provocado numerosos enfrentamientos y algunas muertes entre las diferentes facciones palestinas. Ir a Nablús, pues, es habituarse a convivir entre hombres armados: así, es constante la presencia de milicianos armados en los principales cruces y vías de comunicación, también en la Ciudad Vieja. Leer más...

En Nablús residen 120.000 personas, casi 200.000 si contamos las poblaciones de la zona. Y rodeando la ciudad, en cada carretera, los checkpoints que prácticamente bloquean a sus habitantes palestinos. Según el día, los palestinos de 15 a 35 años tienen prohibido su franqueo. Aunque pasen, nada evita que pasen un buen rato haciendo cola. Un trayecto de una hora puede convertirse fácil en uno de cuatro o más. Ir a Ramallah, a menos de 40 minutos, puede llevar toda la mañana. Algunos tienen prohibido salir de la ciudad desde hace años. Imaginad a un chico de veintipocos que no puede salir de su ciudad. Nunca. Conocimos a uno. Su padre era miliciano y él ya estaba marcado. No puede salir de Nablús y se nota en su cara: gris, nerviosa...

Imaginad franquear a diario un checkpoint, qué sensaciones se lleva uno... Pasa, no pasa. Levántate la camisa a ver si llevas explosivos. Pasa por el rodillo. No pases. Huwwara, Zatara, Beit Iba... son algunos de los checkpoints que vimos y, nosotros sí, cruzamos. Y sin colas. Para los extranjeros no es necesario. ¿Racismo? ¿Apartheid? Y desde las montañas vecinas, la presencia de casi 10.000 colonos judíos en un total de 14 asentamientos israelíes que también rodean la ciudad. En el mapa, con el signo de prohibido el paso, los checkpoints. De violeta, asentamientos israelíes y puestos militares. Para llegar a los asentamientos, carreteras reservadas a los colonos. Segregación. ¿Se puede vivir así? ¿Alguien puede vivir así?

Como la mayoría de grandes aglomeraciones urbanas en Cisjordania, Nablús tiene también campos de refugiados habitados por palestinos que dejaron sus tierras en 1948 a raíz de la Nakba, la primera guerra araboisraeliana, unos territorios que ahora forman parte del Estado de Israel. Nablús tiene tres campos de refugiados: el Campo número 1 de El Ein, el de Balata y el de Askar, el viejo y el nuevo. Los campos tienen una población de unas 35.000 personas, que viven en una situación visiblemente más precaria que en el resto de la ciudad. Askar es nuestro destino, allí estuvimos cinco días.

Con problemas de aglomeración y una densidad de población muy alta, estos campos son escenarios habituales de las incursiones nocturnas del ejército israelí (como lamentablemente descubrimos días después de nuestra llegada) y muchos de sus habitantes dependen de los servicios sociales básicos (salud, educación, ayuda alimentaria) que proporciona UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas creada específicamente en 1949 para cubrir estas necesidades básicas de la población palestina refugiada.

Etiquetas:

2 Comentarios:

  • Gracias por compartir este trozo de tu vida que coincidió con la vida y la muerte de muchos, gracias por ser los ojos y oidos, la piel y el alma de quienes no pudimos estar allí contigo para poder verlo por nosotros mismos...pero... quién dice que los ciegos no puedan ver?
    Sentir...ver, oir... la distancia no me impide sentir los gritos ahogados de los niños palestinos que viajan miles de kilómetros desde las oscuras y frías noches que pasan bajo la sombra del terror...
    De nuevo...GRACIAS.

    anotó Anonymous Anónimo, a las 12:27 p. m.  

  • Gracias a ti por escuchar. Tienes razón: tienen miedo, las noches son oscuras... pero conservan una dignidad y una fuerza interior que te impresiona.

    anotó Blogger Dani Vilaró, a las 10:00 a. m.  

Publicar un comentario

<< Volver a página principal