Entre los Simios

31/10/06

Hambre

La FAO, la organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, denuncia en su último informe lo que muchos ya sabíamos. Que la lucha contra el hambre es, de momento, una batalla perdida.

Resulta que no sólo se reduce el número de personas que padecen hambre crónica, sino que aumenta. Son 854 millones de personas, la gran mayoría en países desarrollados pero con 9 millones en los considerados países ricos o desarrollados.

Diez años después de la Cumbre Nundial de la Alimentación de Roma, que estableció un objetivo de reducir a 400 millones los hambrientos en 2015, la cifra actual resulta escandalosa. No se reduce nada, y el hambre afecta al mismo nivel que en 1996. Diez años perdidos. De bloqueo. Leer más...

Hay que denunciar la realidad. La ayuda alimentaria es uno de los instrumentos de cooperación más débiles y poco fiables. La mayor parte de la ayuda alimentaria se realiza de Estado a Estado, y con una gran vinculación a excedentes agrícolas y aliemtarios. Así, Estados Unidos y Canadá (también la UE pero afortunadamente cada vez menos) manipulan groseramente el concepto de cooperación para "colocar" en los países en desarrollo sus excedentes, abrir mercados a sus productos agrícolas y aumentar o decrecer el volumen de su ayuda según los precios le favorezcan o no. Además, la ayuda alimentaria de estos países tiende a reducir los precios de los alimentos en el mercado local y desincentiva la producción del país receptor.

La solución (y lo dice la FAO, ojo, aunque como siempre sin mojarse) está en la pequeña agricultura y en facilitar el acceso de los productos del Sur al comercio mundial. Eso tiene un nombre: soberanía alimentaria. El derecho de todos los pueblos a decidir qué produce, cómo lo produce, y cómo lo comercializa (sí, también el derecho a primar los mercados locales ante los globales). Lo primero para estas poblaciónes con hambre es garantizar qué se puede producir para comer. Lo otro viene luego. La FAO lo sabe pero, presionada por los Estados, que no quieren saber nada de la soberanía alimentaria, rehuye el concepto. Es lo de siempre. Pero, ojo, porque media América Latina y también África, con redes como Vía Campesina, ya no entienden su seguridad alimentaria sin soberanía alimentaria. Parece un proceso imparable. Al tiempo.

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