Soy el rey del comentario
Por fin. Por fin alguien cuestiona los comentarios en las noticias. La cada vez más grande y necesaria Milagros Pérez Oliva (EL PAIS) se hizo cargo de la defensoría del lector en tiempos revueltos para su empresa, pero sus escritos dominicales son siempre de una gran profesionalidad y de obligada lectura para cualquier persona interesada en los entresijos del periodismo y la comunicación. Carga sin reservas contra lo que ve mal, critica el rumbo, o actual desgobierno más bien..., de EL PAIS, y que cada palo aguante su vela... Brillante, y valiente. Sin comparar, pero otras figuras similares de periódicos considerados de referencia se quedan apenas en la anécdota del pie de foto equivocado o del titular faltón, sin profundizar apenas, ni (lo peor) sacudir a la redacción y sus responsables para que reaccionen...
Pues bien, en su artículo del domingo pasado, Pérez Oliva recoge la inquietud creciente de lector@s de su periódico por el descontrol de los comentarios a noticias en la edición digital de EL PAIS. Algunas dudas que plantea la gente: ¿bajo qué criterios se moderan los comentarios? ¿Hay censura? ¿Por qué todos los comentarios parecen escritos por auténticos ultras de todas las ideologías y no por personas que buscan conversar, intercambiar puntos de vista y debatir civilizadamente? ¿Es eso constructivo? ¿Qué valor añadido aportan a un periódico este tipo de conversaciones, digamos, tóxicas?
Con la perspectiva del tiempo, creo sinceramente que lo que en un principio parecía un instrumento potente de interacción y participación del lector, ahora es ruido, ruido, y más ruido... Y mala educación, violencia escudada en el anonimato de un comentario, extremismos, insultos soeces... A mí personalmente todo esto ya no me aporta nada y paso de los comentarios: ni los leo ni participo, es una auténtica pérdida de tiempo. ¿Solución? Pérez Oliva aboga por limitar o restringir el anonimato para escribir comentarios. Se reducen los participantes, seguro, pero se gana en conversación y debate constructivo. La defensora del lector de EL PAIS reclama al final del artículo una revisión del sistema de comentarios a noticias en su medio. ¿Van a hacerle caso? ¿Alguien se atreverá a meter mano a la quintaesencia de la participación del lector, a ese supuesto plus del medio convencional que se torna modernamente interactivo?
Pues bien, en su artículo del domingo pasado, Pérez Oliva recoge la inquietud creciente de lector@s de su periódico por el descontrol de los comentarios a noticias en la edición digital de EL PAIS. Algunas dudas que plantea la gente: ¿bajo qué criterios se moderan los comentarios? ¿Hay censura? ¿Por qué todos los comentarios parecen escritos por auténticos ultras de todas las ideologías y no por personas que buscan conversar, intercambiar puntos de vista y debatir civilizadamente? ¿Es eso constructivo? ¿Qué valor añadido aportan a un periódico este tipo de conversaciones, digamos, tóxicas?
Con la perspectiva del tiempo, creo sinceramente que lo que en un principio parecía un instrumento potente de interacción y participación del lector, ahora es ruido, ruido, y más ruido... Y mala educación, violencia escudada en el anonimato de un comentario, extremismos, insultos soeces... A mí personalmente todo esto ya no me aporta nada y paso de los comentarios: ni los leo ni participo, es una auténtica pérdida de tiempo. ¿Solución? Pérez Oliva aboga por limitar o restringir el anonimato para escribir comentarios. Se reducen los participantes, seguro, pero se gana en conversación y debate constructivo. La defensora del lector de EL PAIS reclama al final del artículo una revisión del sistema de comentarios a noticias en su medio. ¿Van a hacerle caso? ¿Alguien se atreverá a meter mano a la quintaesencia de la participación del lector, a ese supuesto plus del medio convencional que se torna modernamente interactivo?
Etiquetas: Comunicación
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