Persépolis

Es una película muy buena. Nos cuenta la historia de Irán desde la dictadura del Sha hasta la revolución y la llegada al poder de los ayatolás. No es fácil explicar la complejidad de ese país en poco menos de hora media, pero Marjane Satrapi, la directora y protagonista, lo consigue con creces, desnudando su vida, la de su familia y la de su país.

Con un estilo muy directo, algo "punk", Persépolis nos cuenta lo nauseabundo del régimen dictatorial del Sha y también lo opresivo del régimen actual.

La familia de Marjane es una familia de perdedores: de ideas progresistas, con algunos de sus miembros simpatizantes del comunismo, serán reprimidos por el régimen fascista del Sha. Luego, con la llegada del fanatismo religioso de los ayatolás, serán golpeados por los Guardianes de la Revolucíón islamista. No tienen otra elección que el exilio: los padres y la familia de Marjane se quedan. La joven emigra a Austria y, luego a París, donde aún reside.

Son perdedores, pero en el film aparecen como personas sensatas, sensibles, directas, con las ideas claras, luchando contra un presente oscuro y desesperado con algo que nunca debería perderse: la dignidad. Todo ello se resume en la figura de la abuela de Marjane: si no fuera un dibujo animado merecería el Oscar... Por aquí aún huele a pétalos de jazmín...

Es difícil que una película sea, a la vez, sensible, dura, divertida, trágica (inmejorable el tratamiento del horror y el miedo de una guerra), emotiva, reflexiva, con humor... No es necesario decir que Irán intentó vetar (sin éxito) la presencia de la película en el Festival de Cannes, donde ganó el Gran Premio del Jurado. Persépolis es de visionado imprescindible.

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