Elfriede Jelinek

Descubrí a Elfriede Jelinek con el Nobel de Literatura 2004 y sigo bajo el hechizo de sus letras.

Aunque su literatura es díficil (mucha dureza, mucha crítica social subterránea, mucho asco...) tiene un estilo que engancha: personajes con voz propia, de los que te cuentan lo que hacen y lo que sienten en su interior simultáneamente; porrazos a las convenciones, a lo masticado...

Utiliza estereotipos y cliches femeninos y, en general, sociales, llevados al máximo para criticar la sumisión de la mujer al hombre o la sociedad limitada y pequeñoburguesa en que se ha convertido su país, Austria. Temas como la exclusión, el peso social que aplasta a los que son o piensan diferente, el machismo y el patriarcado, son recurrentes en su obra. Leer más...

Fue militante comunista y siempre ha defendido valores feministas y de izquierda frente a los posos de extrema derecha que aún se mantienen en Austria por su pasado nazi. De hecho, cuando años atrás el ultraderechista Haider formó parte del gobierno de Austria, se llegaron a prohibir sus obras de teatro en los recintos públicos y se la calificó de "pornógrafa y traidora a la patria".

Novelas como La Pianista, Las amantes o Los excluidos son libros esenciales para entrar en el universo Jelinek. Este último, recíen leido, me ha dejado KO. Difícilmente se puede describir mejor a unos personajes heridos, errantes, desquiciados, atrapados por la sociedad. Genial, con un final demoledor.

Ahí va una cita de la escritora: "En un mundo donde los proyectos sociales y personales no pueden sacudirse del hecho de que unos cuerpos consumen otros cuerpos, donde la sexualidad va en conexión con el poder, la mujer, si no quiere solamente emitir señales, gestos, guiños, debe buscar la trasgresión. Y el mejor referente para provocar es el hecho de ser mujer".