Matar a un ruiseñor
La película de Robert Mulligan (1962) es de mis preferidas. Y la vi por primera vez en el momento justo: en esa edad entre la niñez y la juventud, cuando uno construye al adulto que va a ser...
Me impresionó la historia, su ternura, su alegato antirracista, los juegos y aventuras de Scout y Jem, el miedo a lo desconocido y al "otro" que encarna el vecino Boo Radley, la autoridad de Atticus, su sentido de la educación de los hijos, su convencimiento de la justicia, las interpretaciones, la música... Creo que debo parte de mi amor al cine a esta película.
Ahora acabo de leer la novela de Harper Lee y he revivido sensaciones... Fenomenal libro, magníficamente escrito, se lee de un tirón y pasa de la aventura a la reflexión con maestría. Tachadas injustamente de obras “infantiles”, novela y película deberían ser de lectura y visionado obligatorios para todos, niños y adultos, porque son auténticos monumentos al humanismo, a la justicia, a la lucha contra los prejuicios, a la bondad... y sin caer en la sensiblería.
Aquí van algunas de sus frases:
“Hay un montón de cosas desagradables en este mundo, hijo. Desearía mantenerte alejado de ellas. Pero no siempre es posible.”
“Me parece que sólo existe una clase de personas: las personas”
“Debes aprender una cosa muy sencilla que te ayudará a tener buena relación con todo tipo de personas: no entiendes nunca a una persona hasta que no consideras los hechos desde su punto de vista. Hasta que no te pones en su lugar”
Etiquetas: Libros
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