Entre los Simios

30/9/09

Alimentar el mundo

Por si alguien no lo sabe, la cifra de mil millones de personas que padecen hambre se superó recientemente. Es una cifra obscena, que ha aumentado drásticamente en los dos últimos años y que, para nuestra vergüenza, ha ocupado pocos y breves titulares y comentarios en los medios. Eso sí, vamos a hablar de crisis, de presupuestos, de IVA, de subida de impuestos, de trajes, de clase media, de Gürtel, del estilismo de las hijas de ZP, de la píldora poscoital, de TDT, de referendums independentistas, de Ferrari y Alonso, de Madrid 2016… pero dejemos de lado el hambre mundial, que es cosa fea…

En la revista de Intermón Oxfam entrevistan a la activista ecofeminista india Vandana Shiva, todo un referente para los que luchan por otro mundo: "Mi fuerza sale de luchar por la verdad. Defender causas justas te carga las pilas".

En la entrevista Shiva denuncia lo que, desde hace años y a grito pelado, lamenta el movimiento campesino mundial: que los agricultores ya no cultivan para alimentar al mundo sino para enriquecer a los grandes grupos transnacionales que controlan la producción y distribución global de los alimentos, reducidos estos a una simple mercancía.

Algo de lo que cuenta Vandana Shiva en la entrevista: "La democracia que tenemos está muerta en cuanto que no responde ya a los deseos de la gente. Nuestra libertad nos ha sido robada en aspectos tan cotidianos como qué alimentos comemos, qué agua bebemos o, incluso, qué aire respiramos, por parte de lo que podríamos llamar una economía de la avaricia".

Vandana Shiva es abanderada del ecofeminismo, un movimiento que lucha contra la dominación y explotación de las mujeres y la naturaleza, muchas veces interconectadas: "Según la división actual del trabajo, los hombres trabajan y hacen grandes cosas mientras que las mujeres, como no trabajan, parece que no hacen nada. Sin embargo, ellas se encargan de las cuestiones básicas de la vida como ocuparse de los hijos, de los enfermos, de traer comida a la mesa, o incluso de producirla, como ocurre en muchos países, ya que la mayoría de los agricultores del mundo son mujeres".

+ La entrevista completa desde la revista de IO

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23/9/09

Rambo no

El lunes, 21 de septiembre, fue el Día Internacional de la Paz. La Fundació per la Pau es una ONG nacida en 1983 que trabaja por un mundo en paz y para extender la llamada cultura de la paz. Son gente que creen en la sensibilización, en el cambio de actitudes, en la acción. Por eso sus proyectos se enfocan principalmente a generar una sociedad y una opinión pública más informada, crítica y activa, que presione para conseguir los cambios culturales y estructurales necesarios "para erradicar la violencia como forma de relación entre las personas y los pueblos".

Su concurso de animaciones por la paz es buena muestra de ello y se ha convertido en todo un clásico, también en el ámbito internacional, del trabajo por la paz. Acaba de arrancar su tercera edición y ya se pueden presentar trabajos en flash, dibujo, plastilina, o cualquier otro soporte de animación hasta el 30 de abril de 2010. Ahí van las bases.

Desde el canal Youtube de la Fundació se pueden ver las animaciones y cortometrajes de las ediciones anteriores, como este magnífico Rambo no, mambo!, premio del público en la edición de 2009.



Desde esta otra página, nos proponen más trabajos y pelis por la paz. Creo que a la gente le llegan mucho más todas estas historias, que cualquier discurso filosófico-ideológico-político y abstracto sobre la PAZ en mayúsculas, muchas veces generador de contradicciones insalvables.

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18/9/09

Fotografía y vida

Mientras leo que la buena de Annie Leibovitz intenta hacer frente al embargo de cuentas y derechos de autor por no poder devolver un crédito de (glups!) 17 millones de euros... recuerdo la magnífica exposición que pude visitar en Madrid a finales de julio.

Leibovitz es conocida por sus fotos de famosillos, de celebrities como dicen por EE UU, aunque ella odia el nombre y reivindica su otra faceta, la de fotógrafa “normal”. Precisamente la expo de Madrid versaba sobre su vida y por eso, creo, me gustó. Fotos de familia, como las que tenemos cada uno de nosotros, con papá, con mamá, en la cama, desayunando, en la playa. La esfera íntima y cotidiana... Y Susan Sontag, su pareja hasta la muerte de la escritora.

Precisamente Leivobitz retrata la enfermedad de Sontag. El avance de un cáncer terminal. El tratamiento, el último viaje y, finalmente, la muerte. Algunos han criticado estas imágenes por ser "morbosas". Yo no lo veo así: Leibovitz quiso expresar su desazón por la muerte de Sontag con lo que mejor sabe hacer, fotos, y hay que respetarlo. Yo no veo morbo, veo delicadeza, resignación ante el desenlace fatal, ternura y amor.

Ahí van dos fotos increíbles de la exposición. La primera es de una bicicleta en Sarajevo, Bosnia. Su propietario, un niño, acaba de morir por el disparo de un mortero. No se ve al niño, únicamente su sangre, la bicicleta caída. El horror y la sinrazón de la guerra, sin más.


La segunda es una foto de Bush y los pesos pesados de su gobierno (Rice, Cheney, Rumsfeld...). Precisamente son esos tres los que aparecen magistralmente retratados. A mí me transmiten maldad, cinismo, frialdad, algo enfermizo... Alguien en quién nunca confiaría, vamos. Leibovitz, firmemente contraria a la guerra y a la política de Bush, consiguió que un simple retrato de un gabinete expresara todo lo que medio mundo pensaba de ellos: asco. Genial.

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16/9/09

El miedo

Es el título de una de las novelas más destacadas sobre la Primera Guerra Mundial, de Gabriel Chevallier, que se ha publicado por primera vez en España este año (por Acantilado en castellano, por Quaderns Crema en catalán, La por).

Insuperable carta de presentación, al menos para mí: este libro fue prohibido en 1939 al estallar la Segunda Guerra Mundial por "espíritu antipatriota". La novela, autobiográfica porque Chevallier estuvo cuatro años en el frente como soldado raso, desmonta con crudeza y un lenguaje directo y descarnado la idea romántica de la guerra, su supuesto carácter "moralizante, purificador, redentor"... En las páginas de El Miedo no aparecen héroes, sino soldados barbudos, con piojos, y, sobre todo, con miedo... Que buscan por todos los medios ser heridos o autolesionarse para alejarse del frente y de las trincheras.

"La cosa comienza como una fiesta", explica el autor. Pero todos sabemos el final: muerte, destrucción... "En unos pocos días la civilización es aniquilada". Reciben duras puyas los que mandan a la gente a la guerra, algo que siempre será así, en 1914, en 1939, y hoy en día (Irak, Afganistán...): "... el emperador y sus consejeros, que se creen fuertes y sobrehumanos, árbitros de nuestros destinos y que no son más que unos miserables imbéciles. Su vanidad de imbéciles pierde al mundo. Millones de hombres forman rebaños sin cuento que unos pastores con galones conducen al matadero, al son de la música". Demoledor. Y esencial para el antibelicismo de todo tipo.

+ Y yo sin enterarme (septiembre 2008)
+ Habla el reportero de Faluya (noviembre 2004)
+ Ante el dolor de los demás (mayo 2004)

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8/9/09

La ola

El otro día, DVD de "La ola" ("Die Welle"), la controvertida película alemana. En un instituto, al profesor enrollado y progre (antiguo okupa, vive en una casa-barco, escucha a los Ramones...) le toca dar la asignatura de autocracia durante la semana de proyectos y propone el siguiente experimento: para explicar a sus alumnos el funcionamiento y las características de los gobiernos totalitarios, decide aplicar a la clase ideas como la disciplina, el acatamiento sin discusión de las órdenes de un líder, el sentimiento de grupo y comunidad... Nace La Ola en el instituto. Lentamente, y a espaldas del profesor, el movimiento se descontrola: surge la violencia y el conflicto, la arbitrariedad, el vandalismo y algunos alumnos van más allá del juego propuesto en clase.

La película tiene un punto de partida interesante. ¿Se podría repetir el fascismo o una dictadura en Alemania, o en cualquier otra sociedad occidental? Los alumnos inicialmente lo dudan, pero luego se muestran entusiasmados con el juego: todos se visten con camisa blanca, adoptan un saludo, se encierran en actividades sólo para miembros del grupo, que excluyen al resto... El experimento del profesor pretende demostrar lo fácilmente manipulables y maleables que son las masas, el grupo, frente al individuo y como éste puede quedar anulado. Es cuando el fanatismo se impone a la reflexión y el sentido común.

La película se ve bien, es recomendable, aunque en su parte final decaiga bastante y el espectáculo facilón y cierto toque de fascinación visual fashion-rebelde-juvenil desluzcan un poco su carga inicial de reflexión. En todo caso, el film es interesante para reflexionar sobre lo fácil que es caer en los totalitarismos, el fascismo, que pueden estar latentes en cualquier sociedad por muy democrática que se considere.

Otro tema sería reflexionar si el totalitarismo se puede colar en nuestras sociedades de un modo más sutil que en la película (yo creo que sí): buena muestra de ello sería, por ejemplo, la War on Terror de Bush y sus acólitos, que se demostró una buena excusa para restringir libertades y derechos humanos y civiles elementales a todo el mundo. Algo de lo que todavía no nos hemos recuperado pese a los 9 meses de Obama...

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